Turín es una ciudad del noroeste de Italia, capital de la provincia del mismo nombre y de la región del Piemonte. El municipio tiene 909.205 residentes, mientras que el área metropolitana cuenta globalmente con 2.200.000 habitantes.
Antes de los romanos, el área de Turín fue habitada por el pueblo de los Taurinos. La ciudad se desarrolló en el siglo I sobre el campamento romano de Castra Taurinorum, y poco después sería dedicada a Augusto (Augusta Taurinorum). La ciudad actual conserva todavía en su centro la estructura del campamento romano, con muchas vías perpendiculares que interseccionan tres o cuatro ejes horizontales principales.
En el 69 la ciudad fue destruida en parte por un incendio durante el choque entre los ejércitos de Otón y de Vitelio.
Desde el siglo VI hasta el siglo XVIII, Turín estuvo en manos de los franceses, fue parte del ducado de Saboya, fue una ciudad libre, capital de Piamonte,etc. Finalmente, tuvo una gran relevancia en la unión de Italia y en la actualidad, como todos sabemos, pertenece a este país.
Pese a todas las guerras, asedios e incendios que guarda Turín en su historia, conserva once monumentos diferentes.
La Mole Antonelliana es el principal símbolo arquitectónico de la ciudad de Turín, en el norte de Italia. Fue construida entre 1863 y 1888 a cargo del arquitecto Alessandro Antonelli, de cuyo nombre deriva el de la obra. Originalmente, fue diseñada para ser una sinagoga judía como símbolo de la libertad y la tolerancia religiosa que había sido garantizada a los grupos no-católicos, pero el coste era elevado y la relación de Alessandro con la comunidad judía no era buena, así que la construcción se detuvo y se le puso un techo provisional. Y fue en 1873, cuando la Mole Antonelliana cambio las tornas, al ser dedicada al Rey Víctor Manuel II, alcanzando los 167m de altura.
Otro de los muchos maravillosos sitios que nos ofrece esta ciudad, es el Palacio Real situado en la muy céntrica plaza del Castillo, el corazón de la ciudad de Turín.
Como su nombre indica, era el Palacio Real de la Casa de Saboya.
Es la primer
a y más importante de las «Residencias de la casa real de Saboya» declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. El Palacio Real fue teatro de la política piamontesa durante al menos tres siglos, representando el corazón de la corte saboyana, símbolo del poder de la dinastía y contiene evidencias de su forma de vida aristocrática desde 1645.fue, originariamente, un palacio episcopal, con el nombre de Palazzo di San Giovanni, funciones que desempeñó hasta finales del siglo XVI. Este hecho hace pensar en una fundación más bien remota.Poco se salvó de esta residencia anterior al siglo XVI, aunque debía ser lujosa, puesto que Manuel Filiberto de Saboya, cuando decidió transferir la sede ducal a Turín en 1562, lo escogió como su resicencia personal, expropiando a su legítimo propietario, después de haber pasado algunos años en el vecino Palazzo Madama e Casaforte degli Acaja, el cual no reunía entonces condiciones suficientes para ser elevado a funciones de corte.
Por ello, en el siglo XVI, el palacio de San Giovanni se convirtió en Palacio ducal de Turín, un cambio que marcó profundamente la arquitectura de la plaza y de la propia ciudad.
Hasta aquí, lo más destacable de Turín. Una ciudad con una gran historia a sus espaldas, pese a ser una ciudad pequeña, sufrió grandes cambios y estuvo bajo el mando de varios paises y de diferentes gobernantes. Una ciudad muy recomendada para visitar o por lo menos para informarse sobre ella!
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